domingo, 14 de junio de 2015

Entrevista de Joel Gustavo Rodríguez Toral a Adriana Tafoya (en Neorema)


Entrevista a Adriana Tafoya por Ivan Rey


¿Qué significa para ti poesía?


La poesía significa las raíces más profundas del inconsciente humano, y su relación con todo lo que lo rodea. Es el significado en sí mismo, naturalmente expresado de esas trasmutaciones interiores. La poesía es una introyección visual que se proyecta hacia el exterior con un nuevo sentido.

¿Quiénes son tus influencias poéticas más importantes?

Para mí fue muy importante leer a Enrique González Martínez de niña, y de joven descubrí una inteligencia aguda en la poesía de Enrique González Rojo Arthur, nieto de González Martínez, naturalmente yo no sabía eso en aquel tiempo. Por supuesto que el poeta se nutre de todos los afluentes, tanto de la realidad como de las ciencias humanas; para mí la psicología ha sido un bastión para entender muchas cosas. El psicoanálisis en particular, y por supuesto, libros como La diosa blanca, de Robert Graves o La rama dorada, de George Frazer.

¿Crees en la musa?

Ni en los musos. La inspiración es un roce conflictivo que de pronto se resuelve y da claridad a una idea, respecto a las mil cosas que pasan por la cabeza. Esta resolución puede volcarse sobre un objeto, o sobre un ser vivo; puede tener diversos fetiches que le puedan dar forma al poema para desenvolverlo de manera clara, y así ver el sentido de lo que una acaba de “entender”, o al menos, ver más cercana la belleza que no había percibido antes. Pienso que más que musas, es la determinación y la voluntad.

¿Cómo es el proceso de escribir un verso, un poema o un poemario?

El principio es escribir un poema sólido, que diga, que tenga carne, que tenga contenido. Tener algo que decir. Eso me parece es primero. Luego vendrán los versos, con la suficiente persistencia sobre el tema que quieras desarrollar, así como la estética conveniente. Regularmente los poetas, como cualquier otro humano, viven por etapas, y esas etapas pueden significarse también en una serie de poemas, que pueden formar un libro. Por supuesto, lo que enriquece principalmente a un libro, es la experiencia del ser que escribe.

¿Cómo te diste cuenta que eso que traes adentro sólo podía salir en forma de verso?

Cuando noté que lo que escribía estaba en verso. Y cuando noté también la necesidad que tenía de desarrollar una musicalidad, un ritmo. Un halo seductor que pudiera ser buen conducto para comunicar cosas que de otro modo pasarían desapercibidas. Así me di cuenta que quería escribir poesía, escribiendo con la musicalidad que da el silencio que antecede y que continúa después de un verso.

¿Qué opinas de la situación editorial actual en México?

Hay un boom de editoriales, más que de poesía. Esto se puede constatar fácilmente en ferias del libro, festivales, y eventos de todo corte. Donde encontrarán muchos sellos nuevos, principalmente cartoneros, o artesanales, muchas veces hechos por el mismo autor. Sé por experiencia, que esto sucede por tres motivos principales; como siempre, porque el medio editorial es más restringido de lo que parece, y por cuestiones de ventas y de reputación, les es difícil arriesgar en plumas nuevas. En segundo lugar, por ejemplo, en caso de las editoriales alternativas, y muchas de las independientes, fueron creadas para cumplir una función equivalente, que es la de llevar a los autores cobijados por el Estado a otro perfil de lectores, y en otros casos, es satisfacer la necesidad de difusión, de grupos o colectivos, que bajo su sello editorial se dan a conocer. Hay que aclarar que muchas de estas editoriales, hacen libros como un medio de transición hacia otras esferas, o por un intento autogestivo o “independiente” que se entiende mal, pues muchas no tienen claro en qué consiste ese riesgo. Y por último, el creer que la edición es muy fácil y que cualquiera lo puede hacer, gracias a la tecnología pareciere que es bastante sencillo. ¿Por qué lo deciden así? Porque muchos no comprenden cuál es la función de un sello editorial. Y se contentan con tirajes de 50 o 100 ejemplares, no tomando en consideración el impacto que necesita su trabajo poético, por lo menos a nivel nacional. Lo ponen en su currículum y listo. Lo que es cierto, hablando de las editoriales en general, es que es muy difícil que puedan depender de sus ventas a secas, cuando editan poesía, pues es el género menos leído en el país.

¿De qué color escribes?

Mi poesía puedo definirla tal vez como un magenta. Y de ahí su pantonera es la forma en que se mezcla con todos los demás colores.